ROSA, ROSAE, ROSAM.
“Era un jardín sonriente; era una tranquila fuente de cristal; era a su
borde asomada, una rosa inmaculada de un rosal. Era un viejo jardinero
que cuidaba con esmero del vergel, y era la rosa un tesoro de más
quilates que el oro para él…” (Serafín y Joaquín Álvarez Quintero).
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