miércoles, 30 de noviembre de 2016

Hace un par de años, compré una orquídea. No me cansaba de mirarla y le saqué docenas de fotos. 
A pesar de  mis cuidados, falleció. 
Un día, subiendo a la Peña Izaga, por el camino, encontré esta piedra y en ese momento, me vino a la mente pintar en ella mi orquídea.
Sobre mi mesita de noche, esta flor nunca se marchitará





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