Irritado de los desprecios de la diosa Diana, Cupido tomó
un día sus flechas, montó su arco, cogió una de ellas y la apuntó al corazón de
Diana. La flecha voló a su blanco, pero no hirió a Diana, quien en un rápido
movimiento logró esquivarla. Sin embargo, la flecha atravesó el seno de Ninfea,
una de las ninfas de Diana.
Ninfea quedó así enamorada, y su corazón experimentó lo que
nunca antes había sentido; un ardor desconocido la consumía. Trató dentro de sí
de arrancar la flecha, pero no pudo. Lanzando gemidos y quejas se lanzó a los
bosques. Desesperada, levantando al cielo sus ojos, anegados de lágrimas, y se
precipitó a las aguas.
Diana deploró el horrible destino de Ninfea, pero no
permitió que su cuerpo se sumergiera. Sobre las ondas del agua, lo hizo flotar,
y lo convirtió en la flor que lleva por nombre nenúfar, de una blancura
brillante, con un tallo majestuoso de anchas hojas verdes. Desde entonces, las
aguas que rodean al nenúfar son tranquilas y calmas.
Esta es la leyenda, pero en mis manos, el nenúfar cambió de
color.
Una pasada.Precioso el nenufar con su nuevo color. ARTISTA!!
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